El rinoceronte blanco es un mamífero perisodáctilo y está considerado el cuarto animal terrestre más grande tras las tres especies de elefantes. Una de las cosas que más destaca de él es su tamaño. Puede alcanzar 1,85 metros de altura y 4,2 metros de longitud y su peso máximo se sitúa en torno a las cuatro toneladas en los ejemplares más grandes.

En este imponente cuerpo hay algo que destaca sobre todo lo demás: su cuerno. Este elemento está formado por queratina y cuando se rompe en una pelea puede regenerarse, llegando incluso a crecer 7 centímetros al año. Los machos y las hembras suelen tener tamaños parecidos, aunque ellas tienen cuernos más largos y delgados.

Posee buen oído y olfato, pero muy mala vista y a pesar de su impresionante tamaño es un animal muy ágil, capaz de galopar a una velocidad de hasta 50 kilómetros por hora y girar en plena carrera.

La esperanza de vida de estos animales es de aproximadamente 50 años y habita en llanuras, bosques y áreas secas y calurosas de la sabana africana. En estos lugares se alimenta de bulbos, hierbas y hojas, que son la base de su dieta. Una de sus mayores aficiones es darse baños de lodo, una actividad muy útil para protegerse de los insectos y para regular su temperatura. También permite que los pájaros se posen sobre su lomo para que le limpien la piel de parásitos.

Es un animal muy sociable de costumbres nocturnas y se agrupa en parejas de madres y cría o en manadas de hasta siete ejemplares jóvenes. El embarazo dura 18 meses y la lactancia 12, aunque el pequeño animal come hierba desde las primeras semanas de vida. La cría se independiza de su madre tras dos años.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) señala que el estado de conservación de esta especie es casi amenazada, por lo que la labor que se lleva a cabo desde parques como Terra Natura Murcia es fundamental para el futuro del rinoceronte blanco, muy atacado en su hábitat natural por la caza furtiva.